sencilla, un objeto y un adjetivo.
Estás siempre ahí:
en el rio, en la calle y en el jardín.
Parece que estás cansada:
no te mueves, no sonríes y no hablas.
Muchos se
aprovechan:
te pisotean, te escupen y te patean.
Yo te recogí un día:
te limpié, te llevé y te admiré.
El tiempo pasó:
te olvidé, me olvidaste y nos olvidamos.
Alguien más te
tomó:
no te negaste, te gustó y me engañaste.
Luego él te dejó:
sufriste, lloraste y volviste.
Él no sólo te
dejó:
te humilló, te ensució y te lanzó.
Yo te vi venir:
triste, descuidada y fulminante.
Traté de atraparte:
tropezaste, no me viste y me golpeaste.
El golpe fue
mortal:
corazón, amor y sentimiento.
Volverás de donde
viniste:
al rio, a la calle y al jardín.
No te odio:
te amé, te amo y te amaré.
Te espero en otro
rio:
perfilada, limpia y modesta.
Pero te noto:
dura, áspera y orgullosa.
Aún así pienso:
eres bella, única y te amo.